jueves, 11 de junio de 2009

Arte en el Siglo XX Religion

ARTE EN EL SIGLO XX

ARQUITECTURA

Introducción
La arquitectura del siglo XX está dominada por el funcionalismo. No se trata de un movimiento artístico, sino de un principio estético racionalista que se manifiesta en obras adscritas a diferentes tendencias. Se enraíza en planteamientos muy antiguos de la cultura occidental y queda definido de forma sencilla en palabras de Louis Sullivan (1896): "La forma siempre sigue a la función". Como es obvio, el funcionalismo se desarrolló sobre todo en los campos del diseño y la arquitectura, puesto que en ambos la "función" de la obra marca necesariamente la forma.
El arquitecto Adolf Loos denunció a principios de siglo el exceso de ornamentación de la arquitectura modernista.

El Racionalismo
El movimiento llamado racionalismo reunió a las personalidades más notables de la arquitectura de este siglo; las obras y la teoría de este movimiento son profundamente individuales, pero tienen los denominadores comunes de la simplicidad de formas, del retorno a los volúmenes elementales (el cubo, el cilindro, el cono y la esfera) y de la lógica constructiva por encima de la evasión ornamental.
Los arquitectos más remarcables de este movimiento eran Le Corbusier, Mies van der Rohe y Walter Gropius, con su escuela Bauhaus.
La escuela de Bauhaus (1919-1933) desarrolló el funcionalismo vinculándolo al mismo tiempo a una estética. Las enseñanzas de la Bauhaus transcendieron los límites de Alemania y el marco cronológico de su duración; se puede decir que toda la arquitectura y el diseño del siglo XX son deudores de la "poética" de la Bauhaus. Walter Gropius fue su fundador y primer director, le sucedieron Hannes Meyer y Mies van der Rohe; fueron profesores, entre otros, Kandinsky, Klee y Laszlo Moholy-Nagy. El éxodo que provocó el ascenso del nazismo llevó a muchos de estos artistas a los Estados Unidos, donde siguieron desarrollando sus enseñanzas.
El funcionalismo está vinculado al progreso técnico; sus propuestas son irrealizables sin los aportes contemporáneos de la técnica (hormigón, acero, etc.).
El máximo exponente del funcionalismo es Le Corbusier, que reduce las formas arquitectónicas a las esenciales: cuadrado, cubo, círculo, cilindro. Sus casas están pensadas para vivir en ellas y dar una respuesta generalizable, es decir, racional, a los problemas prácticos que plantea la vida cotidiana.
La arquitéctura del siglo XX
En España el funcionalismo arraigó fuertemente; el catalán Josep Lluis Sert es uno de sus máximos exponentes, incluso a nivel mundial.
La arquitectura orgánica
Este movimiento pretendía integrar la obra arquitectónica en su entorno, fuera o no natural. En esta línea trabajó Frank Lloyd Wright, aunque concede mayor importancia a la subjetividad de quienes habían de habitar sus casas, pues no se trata de dar a todo el mundo la misma respuesta.

Arquitectura de postguerra
Es remarcable el caso de Italia, con Pier Luigi Nervi, que sabía explotar todos los recursos de la nueva tecnología, así como de los nuevos materiales, y creó una obra monumental y llena de sensibilidad. En Milán hizo el Edificio Pirelli en colaboración con Gio Ponti.
Algunos países latinoamericanos, que entonces tenían unos niveles económicos altos, se lanzaron a la búsqueda de una arquitectura que reflejara la nueva situación. Así, Oscar Niemeyer y Lúcio Costa projectaron Brasilia, con una concepción de la arquitectura a medio camino entre el símbolo y la función.

Estilo tardomoderno
Realmente es la continuación del movimiento racionalista. Utiliza el mismo vocabulario formal, pero exagera y remarca los valore tecnológicos para proponer un sentido estético nuevo. En el fondo es un manierismo creativo del movimiento originario. Los arquitectos más notables són: Renzo Piano, Richard Roges, James Stirling y podríamos incluir al japonés Arata Isozaki.
ESCULTURA
Los rasgos definitorios primordiales del arte escultórico durante el siglo XX fueron la pérdida de la condición figurativa y, a través del amplio abanico de opciones abierto por las sucesivas vanguardias, la aproximación al concepto de obra de arte de cualquier objeto tridimensional, convenientemente sometido a la acción o a la interpretación del creador.
Las vanguardias históricas
El espíritu rupturista de las denominadas vanguardias históricas, que revolucionaron el mundo del arte durante las primeras décadas del siglo XX, reavivó el interés por la escultura, que había permanecido en segundo plano en épocas anteriores.
A este respecto cabe destacar como primera línea evolutiva la de los escultores cubistas, futuristas y constructivistas.
• Cubismo: a fines de la primera década del siglo Pablo Picasso (1881-1973) y George Braque (1882-1963) crearon el cubismo. El propio Picasso aproximó pintura y escultura a través de la técnica del collage y desarrolló después su obra escultórica, fundamentalmente en hierro. Otros artistas que, desde diferentes perspectivas, aplicaron los preceptos cubistas a la escultura fueron Alexandre Archipenko (1887-1964), Jacques Lipchitz (1891-1973) y Pablo Gargallo (1881-1934). En la obra de todos ellos se percibe la articulación de planos y la síntesis de formas propias del cubismo.
• Futurismo: la escultura del futurismo italiano aportó dinamismo y percepción de movimiento a los principios cubistas de descomposición de perspectivas. El más destacado escultor futurista fue Umberto Boccioni (1882-1916).
• Constructivismo: los escultores del constructivismo ruso adoptaron preceptos semejantes, aunque orientados hacia el maquinismo y el uso de materiales industriales. En esta corriente sobresalieron Anton Pevsner (1886-1962) y Naum Gabo (1890-1977).
Dadaístas y surrealistas
El anti-arte planeado por los dadaístas y la valoración del trasfondo psicológico de los objetos y las formas de los surrealistas dieron lugar a creadores de importancia capital para la evolución escultórica del siglo XX. Entre estas figuras destacan las siguientes:
• Marcel Duchamp (1887-1968) revolucionó el mundo de la escultura al presentar como obras de arte, en la década de 1910, una serie de objetos de la vida cotidiana. Sobresale por su espíritu transgresor su célebre Urinario (1917).
• Kurt Schwitters (1887-1948) fue, junto a Duchamp, el otro gran exponente de la escultura dadaísta. Alcanzó su mayor dimensión creativa trabajando con materiales toscos y de desecho, a partir de los cuales obtenía piezas de notable belleza.
• Alberto Giacometti (1901-1966), aportó una personal interpretación del surrealismo a partir de sus longilíneas imágenes, la mayoría de ellas en hierro.
• Jean Arp (1887-1966) y Joan Miró (1893 -1983 ) realizaron una obra escultórica afín, resultado de una refinada interpretación de las formas desde postulados surrealistas.
Cabe citar, por último, al rumano Constantin Brancusi (1876-1957), en cuya obra convergen los principios escultóricos clásicos, refundidos en clave de vanguardia, aunque sin vinculación a un movimiento concreto.
La escultura de la segunda mitad del siglo XX
Después del final de la Segunda Guerra Mundial,muchas de las grandes personalidades de la escultura de vanguardia del primer tercio de siglo continuaron su producción sin grandes cambios evolutivos.
Junto a los ya citados Duchamp, Miró o Giacometti, desarrollaron sus singulares estilos una serie de escultores que aportaron visiones e interpretaciones muy personales y que, en buena medida, influirían en los movimientos plásticos de fin de siglo. Cabe destacar entre ellos a los siguientes:
• David Smith (1906-1965) realizó obras de un estilo rígidamente abstracto, precursor del minimal art.
• Alexander Calder (1898-1976), norteamericano, como el anterior, fue el creador de los singulares móviles, conjuntos de piezas de hierro, pintadas y articuladas, que constituyeron el primer antecedente de la escultura cinética.
• Jorge Oteiza (1908) y Eduardo Chillida desplegaron una plástica esquemática en sus planteamientos, pero incorporando elementos naturalistas.
• Henry Moore, por último, desarrolló sobre premisas muy personales una obra encuadrada dentro del organicismo, en la que adquiría especial importancia la figura humana deformada a través de huecos, líneas curvas y grandes volúmenes.

Alexander Calder, móvil, escultura cinética al aire libre, (París).
Del pop art al minimal art
La década de los sesenta fue un periodo de renovación de los planteamientos estéticos de la escultura. La era del pop art abrió paso a la exaltación visual de lo doméstico, expuesto de la manera más descarnada. En este movimiento destacaron Claes Oldenburg (n. en 1919), y George Segal (n. en 1924) y Duane Hanson (n. en 1925), que centraron su creación en los vaciados en plástico de modelos humanos propios de la era de la publicidad.
Sobre la premisa de prescindir del elemento humano como medio de expresión, la escultura de las últimas décadas del siglo XX experimentó una serie de transformaciones que dieron lugar a escuelas específicas como las que se enumeran a continuación:
• La corriente arte povera italiana utilizó materiales de desecho sin ninguna tradición escultórica, como trapos, muebles viejos o residuos de todo tipo.
• El minimal art redujo a su expresión más exigua la expresividad de los objetos, con frecuente recurso a juegos de iluminación e instalaciones provisionales.
• El land art propuso la intervención del escultor en la naturaleza para emplearla como medio de expresión.
La tendencia a prescindir de la perspectiva humana se rompería con el llamado body art, en el que el propio cuerpo humano hace las veces de soporte de la obra escultórica.

George Segal, Bus riders, 1964, (Hirshhorn Museum, Washington).

PINTURA

Las artes figurativas han experimentado a lo largo del siglo XX una transformación tan profunda que en uno de sus movimientos, la abstracción, han perdido el carácter de representación de realidades externas y concretas, es decir, han dejado se ser figurativas. Esta revolución morfológica depende de un momento histórico; son los cambios filosóficos, científicos y políticos los factores de dinamismo que exigen del arte una manera diferente de afrontar la realidad.

La revolución de la física tras la teoría de la relatividad de Einstein y la de la medicina con las doctrinas de Freud han impulsado la pintura hacia posiciones desconcertantes incluso para los mismos artistas. El pintor de 1900 supo, con sorpresa, que el espacio y la materia son realidades diferentes de las visibles y que el ser humano es mucho más complejo y profundo de lo que se había pensado durante los siglos anteriores. A partir de entonces, tuvo que transportar a su obra estas dimensiones nuevas descubiertas por la ciencia.

El último cuarto del siglo XIX, había sido una conmoción para la pintura; los impresionistas anteponían la plasmación de un elemento tan sutil como la luz a las arquitecturas sólidas de la materia, pero veían que los físicos discutían sobre la natura de la luz, que no sabían en realidad qué es el fenómeno lumínico; además, algunos maestros como Van Gogh o Cézanne, buscaron más allá de las apariencias iluminadas una nueva realidad desconocida. Los pintores del 1900 tuvieron que partir de este revisión del mundo visible.

La pintura del siglo XX se caracterizó por la aparición de los movimientos “ismos”. El fauvismo es uno de ellos, representó una reacción en contra del impresionismo apostando por el color y el objeto, que los pintores de final de siglo habían reducido a tonalidades luminosas.

No menos importante fue el cubismo , estilo que utilizaba la perspectiva convencional ni los colores de la realidad ni tampoco un punto de vista único; un sentido más austero del arte los hacía inclinar por los tonos neutros: grises, blancos, verdes claros; los ángulos de observación del objeto se multiplican para obtener de esta cuarta dimensión a partir de la suma de todas las perspectivas; los interiores son representados mediante transparencias, la luz desaparece definitivamente y la exaltación del plano se hace más intensa que en el fauvismo.

El futurismo fue otro de los movimientos pictóricos surgido en el siglo XX. Una de las características de este estilo fue el hecho de adjudicar a los objetos diferentes posiciones sobre un plano, con la intención de representar el movimiento. Consecuentemente, pintaban caballos, perros y figuras humanas con más de una cabeza.

El dadaísmo también nació en el siglo XX, caracterizado principalmente por su oposición a la burguesía y por pintar cuadros que mostraran una inventiva inagotable.

Por último, el surrealismo presentaba una cierta cohesión de escuela: animación del mundo inanimado, metamorfosi, aislamiento de fragmentos anatómicos, máquinas fantásticas, perspectivas vacías…

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